domingo, 17 de mayo de 2009

No a la extranjerización

Familias Colonos ocupantes en San José

Colonos ocupantes logran ser custodios de camposKiyú. El Instituto de Colonización los designó de palabra.

José LUIS ÁLVAREZ

Un año atrás ocho productores maragatos, aspirantes a colonos del Instituto Nacional de Colonización, fueron noticia. Ocuparon dos padrones, unas 80 hectáreas, en la zona rural de Kiyú. Hoy tienen autorización para estar allí, al menos de palabra.

Cada uno de ellos llevaba varios años como aspirante en el Instituto Nacional de Colonización (INC), sin soluciones a la vista.

El campo, que originalmente había sido del desaparecido Banco de Crédito, pertenecía al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), en el marco del Plan de Recuperación de Adeudos, activado después de la disolución de aquella institución.

Hoy el campo ha sido entregado por el MEF en comodato al INC y éste, en forma verbal, ha designado como custodio al grupo de productores que ocupó el lugar en mayo de 2008.

Por diversas razones, dos de las familias ocupantes abandonaron la experiencia. Las otras seis siguen firmes. Durante este tiempo, los han visitado autoridades que tienen que ver con el tema, incluso el propio presidente del Instituto, Gonzalo Gaggero.
El organismo ha llegado a financiarles la instalación de la corriente eléctrica y el pozo que les permite regar los cultivos. Pero ellos aspiran a que la situación quede resuelta y cada uno reciba, allí o en otro lugar, la tierra a la que aspiran para dar seguridad a sus familias: unos 25 miembros en total.

JUSTICIA. Las autoridades no han dilucidado la situación de algunos productores de Kiyú, que habiendo explotado durante décadas esos campos, se sintieron lesionados en sus derechos adquiridos por los aspirantes a colonos y entablaron una acción judicial contra ellos.
En ella ingresó posteriormente el INC, como responsable de los terrenos y el litigio se mantiene en todos sus términos, pero sin resolución.

"Hace un año que estamos generando presión y no ha pasado nada", asegura a El País, Ismael Servetto, uno de los ocupantes, mientras muestra orgulloso, junto a sus compañeros, el campo sembrado de maíz, papa, boniato y tomate perita. Explotan unas 35 hectáreas de las 60 arables que tienen los campos ocupados. Es que un sector del predio aún está siendo explotado por los productores de Kiyú que lo labraban desde hace tiempo. "No hemos querido enfrentamientos y por eso preferimos que lo sigan haciendo, pese a que el INC nos confió la custodia", afirman.

La maquinaria que usan es propiedad de cada uno y a través de un minucioso sistema de registración, donde constan horas trabajadas, maquinaria aportada y capital integrado, se distribuyen los ingresos.

Ninguna de las familias vive en el lugar. Se han dividido en dos grupos, uno de ellos ha tomado bajo su responsabilidad la parte productiva, turnándose en la tarea y en la permanencia en los campos.

El restante trabaja en las tareas que requieren mayor mano de obra y controlan la parte financiera.

El campo

El campo, con un índice Coneat superior a 200 y con un valor estimado de US$ 5.000 la hectárea, tiene un índice de materia orgánica superior al 4%, registro difícilmente verificable en otros campos del país. La semilla, el laboreo y la infraestructura del riego han sido financiados con el producto de la tierra y el escaso aporte que los ocupantes pueden realizar. Con la Junta Nacional de la Granja tienen un proyecto que permitiría a los seis ocupantes colocar la producción de papa en una cadena de supermercados.

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