viernes, 29 de octubre de 2010

Wall Street celebra muerte de Néstor Kirchner

Tras la súbita muerte del ex mandatario argentino y secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Néstor Kirchner, medios internacionales han mostrado dos realidades opuestas: por una parte, el dolor del pueblo sureño por el deceso del líder latinoamericano, y por otra, la fiesta especulativa de Wall Street que celebró el fallecimiento del esposo de la Jefa de Estado, Cristina Fernández.


“Es una noticia triste, pero lo vemos en general como algo positivo para los precios de los activos argentinos”, dijo Nick Chamie, jefe global de investigación en mercados emergentes de RBC Capital Markets, citado por Reuters.

Para Wall Street —bastión del capitalismo y protagonista de la crisis económica mundial—, la muerte que enluta al pueblo argentino es motivo de júbilo.

“El fallecimiento de Kirchner parece alejar la posibilidad de que el próximo gobierno argentino sea de tintes similares a los de la era Kirchner, lo que sería positivo para el mercado”, reza textualmente una nota publicada por la agencia Efe y reproducida por rotativos locales.

Kirchner, calificado por algunos diarios como “el hombre que levantó el corralito”, ayudó a Argentina a salir de una de las peores crisis de su historia y la condujo a experimentar un crecimiento anual de 8%.

De igual forma, durante su administración se aumentaron el salario y las pensiones mínimas, bajó el desempleo y la pobreza, se recondujeron las negociaciones sobre la deuda, se reformó la Corte Suprema de Justicia y las Fuerzas Armadas; y los Derechos Humanos fueron una prioridad de Estado.

Pero horas después de su muerte, el riesgo argentino según el índice EMBI que elabora JPMorgan cayó 42 puntos básicos a 540 unidades, tras mostrar un fuerte descenso de 70 puntos básicos más temprano en la mañana.

La alegría de la dictadura financiera reflejada en esos datos se debe a que Kirchner fue uno de los principales promotores de la independencia y la integración latinoamericana, dos valores repudiados por el neoliberalismo.

Durante su gestión como mandatario de Argentina, Kirchner se caracterizó por mantener una posición crítica en contra de la dictadura económica ejercida por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Una de las principales medidas de su gobierno fue cancelar por anticipado la deuda con el FMI por un monto de 9 mil 810 millones de dólares para culminar así la sujeción a las políticas neoliberales que intentaba imponer el organismo.

Asimismo, en enero de 2004, durante la IV Cumbre de las Américas, Kirchner expresó su rechazo hacia el tratado de libre comercio ALCA (propuesto por Estados Unidos) y planteó la necesidad de establecer una coalición de países de la región para promover una economía propia e independiente del imperialismo, lo cual estableció un precedente que le valió ser considerado como uno de los políticos que más trabajó por la unión suramericana.

En ese encuentro, la actuación de Kirchner —junto a otros mandatarios progresistas de América Latina— fue fundamental para derrotar el ALCA, que estaba previsto que entrara en vigencia en enero de 2005 y que habría significado la sumisión al modelo económico impuesto por Estados Unidos.

Las agencias internacionales de noticias justifican el alza en Wall Street al describir a Néstor Kirchner como “un hombre de discurso hostil hacia los mercados”, reseña la Radio del Sur.

De este modo, los bonos de la deuda argentina transados en Estados Unidos experimentaron una fuerte subida, mientras que las acciones también saltaban, entre ellas destacó el alza del 49,07% en las correspondientes al grupo de medios Clarín, abierto opositor a Kirchner y a la presidenta Cristina Fernández.

El grupo Clarín —conjuntamente con los dueños de los diarios La Nación y La Razón— es uno de los que se apropió mediante secuestros y torturas a sus dueños de la única empresa que produce el papel para la impresión de los periódicos nacionales en tiempos de la dictadura de Jorge Videla y Emilio Massera, Papel Prensa.

Fuente: Nazareth Balbás/AVN

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