sábado, 9 de junio de 2012

EL LUCRATIVO MERCADO DE LOS PROFESIONALES DEL “SINDICALISMO”

Si hace un tiempo atrás uno de los investigadores de la fundación sol publicó una crónica denominada "La Responsabilidad de las 4000 familias que tienen secuestrado al país" ,es preciso referirme de igual manera a los cerca de 3 mil asesores sindicales que existen aproximadamente en nuestro país y que a mí entender, son un producto similar al excesivo mercantilismo que adolece el sistema imperante con el tema del trabajo y los derechos laborales propiamente tal. ¿Pero por qué trato de homologar la responsabilidad de los “barones del robo” con la de estos señores profesionales del sindicalismo? Es menester explicitar primero quiénes son y cómo se desenvuelven en el terreno de la representación sindical, cuanto influyen y de qué manera se han transformado en un pilar casi fundamental en las negociaciones colectivas de hoy. Para ello es importante señalar el recambio de paradigma en el sindicalismo actual vs el decimonónico o inclusive de principios del siglo pasado, cuya base –de éste ultimo- recaía en un poderío por sector o rama productiva, combativo, solidario y de ayuda mutua.http://unidadmpt.wordpress.com/2012/06/09/el-lucrativo-mercado-de-los-profesionales-del-sindicalismo/

Chanco asesor
El sindicalismo actual asentado principalmente por las reformas restrictivas del aparataje de la dictadura se propone de manera legalista, conciliador y a merced a los avatares de una sociedad de consumo y despolitizada. Este hacer sindical atado de manos, se impuso también al profesionalismo técnico e instrumentalizador de los burócratas asesores, cuya veta programática es la de lucrar o beneficiarse del factor éxito que se establece en una negociación pactada. Es necesario recalcar que este grupo de letrados e instruidos en el arte de la representación han mutado claramente del antiguo modelo de resistencia a la patronal, al de un transar constante dentro de un mercado efervescente y cada vez más rentable. Estos personajes aludidos anteriormente deambulan de sindicato en sindicato y tienen cierto carisma –pero también mucha labia- al momento de introducirse a una colectividad de este tipo, ya que es bien sabido el recelo y la desconfianza que los trabajadores mantienen frente a estos especialistas, por lo cual se vuelve un mercado cerrado pero incipiente. El universo lo conforman desde ex-dirigentes sindicales -que han obtenido pericia en el tema-, hasta intelectuales provenientes de diversos establecimientos académicos, entre ellos principalmente: economistas, abogados, sociólogos, antropólogos y asesores jurídicos.

La especialización y la innegable pauperización del trabajo, sumado al factor flexibilizador que se ha instaurado legalmente, han sumido al mundo sindical en un terreno de cultivo para la invasión de profesionales no-obreros, que cobran por “asesorar” o dirigir adecuadamente un proceso de negociación con el patrón, cuyo principal beneficio publicitado es la mejora en las condiciones laborales, de remuneración y de beneficios para el trabajador. Pero lo anterior no se condice con el enriquecimiento que conquistan alguno de éstos a la hora de pactar con el empresariado, ya que es de conocimiento generalizado el cobro y la ganancia -la mayor de las veces millonaria en un proyecto colectivo-, haciendo cuestionar su seudo compromiso. ¿Herramienta de lucha sindical o ganancia a costa de los trabajadores? Constatamos una vez más como el neoliberalismo de mercado desregulado violenta incluso los espacios más intransigentes del mundo obrero, recordando –a estas alturas solo por libros- la antigua cooperación resistente del mundo sindical en cuanto a la autodeterminación frente al Estado, las instituciones burocráticas e inclusive de las cúpulas dirigenciales. ¿A donde quedó el antiguo eslogan del sindicato “por y para los trabajadores”, donde éstos más que socios o “afiliados” se identificaban como una estructura unificada de clase, con los mismos flagelos por remediar y entendiendo su lugar primordial en el proceso productivo?
¿El compromiso se vio supeditado por el poder, por el afán del dinero y del lucro? o díganme que 30, 50 o 100 millones de pesos por “representar” es igual que un aumento salarial mínimo, o proporcional a la pésima distribución de la riqueza. Francamente NO, y es lo que debe comprender el mundo sindical y el universo asalariado, sobre todo, el sector nuestro del comercio.

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